Opinión

Desahucios, ocupas y robos

La filosofía política nos enseña, y así lo ha ratificado la nueva economía institucional, que las dos instituciones fundamentales de la sociedad son el Estado y la garantía de los derechos de propiedad. "La justicia y la injusticia se refieren a los hombres cuando están en sociedad, no en soledad. En una situación así, no hay tampoco propiedad, ni dominio, ni un mío distinto del tuyo, sino que todo es del primero que pueda agarrarlo, y durante el tiempo que logre conservarlo" (Hobbes, Leviathan, 1651, cap. 13).

"Mientras los hombres -continúa Hobbes- viven sin ser controlados por un poder común (...) están en esa condición llamada de guerra, guerra de cada hombre contra cada hombre". Esta situación "en que los hombres viven sin otra seguridad que no sea la que les procura su propia fuerza y su habilidad para conseguirla" es lo que denomina Hobbes estado de naturaleza. "En una condición así no hay lugar para el trabajo, ya que el fruto del mismo se presenta como incierto; y no hay cultivo de la tierra (?) no hay sociedad. Y, lo peor de todo, hay un constante miedo y un constante peligro de perecer de muerte violenta. Y la vida del hombre es solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta" (Ibidem).

La situación en España

Soy consciente de la exageración de las palabras de Hobbes, pero con excesiva frecuencia en nuestro país ocurren fenómenos más propios del estado de naturaleza hobbesiano que de un estado de derecho como el nuestro, y la sensación de inseguridad e indefensión se está adueñando de las mentes de un número cada vez mayor de ciudadanos que debieran sentirse seguros y protegidos al vivir en un estado de derecho democrático.

La semana pasada pudimos contemplar en Televisión Española, en el programa denominado Comando Actualidad, cómo la justicia actúa con celo y rapidez extraordinarios para desalojar de sus viviendas a sus propietarios desahuciados, para transmitir a los bancos, esos bancos que hemos rescatados con el dinero de nuestros impuestos, la propiedad del inmueble, un inmueble que tras tomar su posesión, dejan abandonado, cual res muerta en medio del campo, sin hacer frente a ninguno de los pagos y obligaciones que lleva aparejada la propiedad.

Y lo mismo que acuden los buitres a dar buena cuenta de las reses muertas en el campo, así acuden tan pronto como la autoridad judicial desaparece, los ocupas conducidos por un capo que previo pago del estipendio fijado les abrirá la puerta y vivirán en paz y tranquilidad mientras que sus verdaderos propietarios se convierten en auténticos homeless , sin que los jueces ni la policía pongan el más mínimo reparo; será que los ministros del ramo estén demasiado ocupados: el uno, en pelearse con jueces, fiscales, abogados y personal de los juzgados y el otro, intentando poner orden en la calle ocupada por la muchedumbre de agraviados por los recortes.

La clase política...

No creo que nuestros gobernantes hayan leído a John Locke, o se lo haya soplado alguno de sus asesores, ya que John Locke sí argumentaba a favor de los ocupas. Pues dice Locke "si la hierba de un cercado se echaba a perder en la misma tierra, o si los frutos de su huerta perecían sin haber sido cosechados, esa parcela de terreno, aunque estuviese cercada, podía considerarse como terreno silvestre y cualquier otra persona podría tomarlo en posesión" (John Locke, Segundo tratado sobre el gobierno civil, 1690, número 38).

Seguro que no han leído a Locke, pues nuestra clase política no anda muy sobrada de lecturas. Ello explica que no hagan frente a la serie de desmanes que se producen en nuestro país cada día: insumisiones de políticos, incumplimiento de la ley de forma generalizada, etc. Tampoco creo que hayan leído a David Hume, porque "a nadie le puede caber duda de que la convención para distinguir la propiedad y estabilizar las posesiones es, en todo respecto, lo más necesario para la constitución de una sociedad humana; después de llegar a un acuerdo para fijar y obedecer esta regla, queda poco que hacer para asegurar una perfecta armonía y concordia" (David Hume, Tratado de la naturaleza humana, 1739-1740).

Estrechamente relacionado con el problema de los ocupas está el de los robos, cada vez más frecuentes y casi siempre impunes en todos los ámbitos, pero sobre todo en el rural. Debe haber mucha gente en situación desesperada, pero no es menos cierto que las fuerzas de seguridad del Estado, especialmente policía y guardia civil, afectadas por los recortes, se mueven en una lamentable penuria de medios, penuria inexplicable ya que son estos cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado quienes tienen que velar por nuestra seguridad y la defensa y garantía de nuestras posesiones. Nada asusta más al dinero que la inseguridad, tanto de las personas como de las posesiones.

Victoriano Martín es catedrático de Historia del Pensamiento Económico de la Universidad Rey Juan Carlos.

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