Una de las consecuencias de las innovaciones tecnológicas es la creciente ubicuidad de la música: pocos son los espacios donde no está presente. Hoy, más que nunca, la música nos acompaña en todo momento y conforma nuestras experiencias. No podemos atacar al que muchas entidades denominan pirata como tal, sino potenciar modelos tecnológicos innovadores.
La tecnología va por delante de cualquier organización y potencia el cambio de comportamiento en la gente: ninguna discográfica ni ninguna entidad de gestión ha sido capaz de ir por delante de empresas como Apple (iTunes), Spotify, etc., que son las que están revolucionando la manera que tenemos de consumir música.
He tenido acceso a un informe que una empresa externa a SGAE ha creado para acabar con la piratería. Más allá, lo que buscaba esta empresa tecnológica (que vende servicios de rastreo de enlaces a sitios de descarga de música ilegal) es vender sus servicios y seguir creando confusión en torno al tema. Es necesario que entidades de gestión como SGAE entiendan el verdadero problema y lo solucionen potenciando modelos de negocio innovadores y empresas que vayan por delante del cambio de comportamiento que el uso de la tecnología ha producido en la gente a la hora de consumir música.
El informe, del que tengo constancia que ha sido criticado por la propia entidad, señalaba barbaridades como que "el principio del Fin de la Piratería es que las novedades no estén en la Red, acostumbrar al cibernauta a que cuando busque un archivo ilegal no lo encuentre y sí lo encuentre con facilidad en los canales legales". Un buen paso de la entidad rectificando esa línea de trabajo en favor de una verdadera apuesta por el cambio.
Buscar soluciones
En lugar de desarrollar herramientas de localización y eliminación de archivos ilegales, debemos examinar la realidad, lo que ocurre y ver dónde está el camino a un futuro cada día más presente. Debemos ir por delante de la gente, de su cambio de comportamiento, propiciándolo y potenciando la legalidad y no ir a por la gente.
El futuro de la industria musical, pasa por el desarrollo de nuevos modelos de negocio, muchos de ellos apoyados en publicidad y en los acuerdos beneficiosos para los artistas y apostar por modelos en crecimiento y expansión como los modelos de consumo de música por streaming o modelos de suscripción. La gente quiere pagar un precio razonable (cada vez menos) por tener la música, pero lo importante no es lo físico, el producto, sino la música como servicio: quiero consumir lo que me gusta cuando, como y desde el dispositivo que quiera (móvil, Internet, aplicación, etc.).
Según un estudio de la prestigiosa consultora Gartner, demuestra que existen consumidores que pagan por la música y:
- Renacimiento del modelo de suscripción.
- El potencial de los sistemas de cloud computing.
- El crecimiento de iTunes como la imparable plataforma de distribución de música.
- El incremento de aplicaciones para smartphones basadas en el streaming de música (que muestran la demanda persistente de música como servicio frente a producto físico).
Mas allá del aumento que predice Gartner en sistemas de suscripción, conducido por el renovado interés en este tipo de servicios, encontramos una serie de desarrollos fundamentales:
- Servicios y arquitecturas emergentes de cloud computing y mejoras en la conectividad de servicios entre las redes, tanto fijas como móviles.
- El crecimiento explosivo de la penetración de smartphones y sus tiendas de aplicaciones, que posibilitan una importante vía para servicios de suscripción, así como aplicaciones para artistas y grupos.
- La importancia creciente de las redes sociales y los social media en la promoción y monetización de la música.
- El crecimiento de iTunes debe hacer repensar a las grandes discográficas y publishers para reexaminar la oportunidad perdida a la hora de ofrecer licencias restrictivas y elevadas para nuevos modelos de negocio.
Los nuevos modelos
El resurgimiento de los modelos de suscripción de música es uno de los acontecimientos más importantes del año 2011, especialmente en EEUU, con servicios como Rhapsody, Slacker, Rdio, MOG, Thumbplay, eMusic, Spotify, Deezer y Aupeo, entre otros.
De hecho, en Estados Unidos las ventas físicas superaron a las digitales en 2011 (estudio de Nielsen y Billboard), algo que también ha sucedido en el primer trimestre del año en Reino Unido (según datos de la Industria Fonográfica Británica).
Mientras que la polémica sobre los servicios de streaming crece, debido a los pocos ingresos que generan para los artistas, sí están generando resultados positivos en las cuentas de ingresos de las discográficas, ingresos que en el caso de Warner Music han supuesto, según la compañía, un 25% del digital en el último trimestre. Quizá éste sea un claro ejemplo, otro más, de las condiciones de los contratos que los artistas firman con las compañías tradicionales.
Sin duda, queda mucho por hacer en la industria musical y, como sucede en tantos otros sectores, la mayor parte de las innovaciones no vienen dadas por los tradicionales actores de la misma, sino por empresas jóvenes y modelos emergentes, basados en tecnología, que están propiciando y acompañando el cambio de comportamiento de la gente a la hora de consumir música.
Roberto Carreras, socio fundador de Novaemusik (MUWOM) Roberto Carreras.