El empresario, protagonista de la Operación Emperador, suplantaba ante la DGT la identidad de compatriotas chinos y les cobraba 8.000 euros por un carné de conducir sin necesidad de que tuviesen que pasar ningún examen.
El empresario, protagonista de la Operación Emperador, suplantaba ante la DGT la identidad de compatriotas chinos y les cobraba 8.000 euros por un carné de conducir sin necesidad de que tuviesen que pasar ningún examen.