Tras el paso de Rodríguez Zapatero por la Moncloa, quedó claro que los abucheos a su persona iban camino de convertirse en tradición cada 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional. Este año, después de que la de crisis económica haya obligado a llevar a cabo severos ajustes, el equipo de Mariano Rajoy está convencido de que habrá ciudadanos que manifestarán su descontento de igual forma. Cuentan que, por este motivo, se está planteando utilizar el mismo sistema antipitadas que diseñó en su momento el expresidente socialista junto a su ministra de Defensa, Carme Chacón, que se preocuparon de situar al público a unos 200 metros de las tribunas de autoridades para que los micrófonos y cámaras no captasen el sonido de las protestas. Una forma de no ver la realidad.