LE TEMPS (SUIZA)
La rápida escalada de las tensiones entre la Comisión Europea y Gazprom trae de cabeza a los países de Asia central que dependen mucho de sus exportaciones de hidrocarburos a la UE. En las capitales de las antiguas repúblicas soviéticas se defiende la postura de no tocarle la fibra sensible a Moscú con asuntos tan delicados. Uno de los mejores ejemplos de ello es la capital kazaja, que pretende aumentar su participación en los tres grandes consorcios petrolíferos occidentales: Chevron, Shell y Total. En cuanto a Europa, su verdadero desafío energético sigue siendo tener una política común a largo plazo y asegurarse de que los gigantes petrolíferos no vayan en contra de los intereses de los 500 millones de consumidores de la Unión.
