Opinión

Análisis: ¿Auditar a la Reserva Federal?

La plataforma de partido adoptada por la Convención Nacional Republicana incluye varios puntos dignos de mención. Para un economista monetarista la propuesta de recuperar un patrón monetario metálico es tan estrafalaria que se convierte en un blanco casi irresistible. Más seria es la idea republicana de auditar anualmente la Reserva Federal (Fed).

Como con el patrón oro, se trata en parte de atraer a los seguidores más liberales (libertarians) de Ron Paul, congresista tejano y eterno candidato presidencial, tan popular en el Tea Party. Aunque Paul iría más lejos y aboliría la Fed, varias leyes del Congreso han propuesto una auditoría anual. A principios de año se aprobó una de esas leyes en la Cámara de Representantes, pero no en el Senado.

El apoyo republicano a las auditorías se arraiga en la desconfianza de los libertarians hacia el Gobierno, aunque también en el recelo ante la Fed por razones más concretas y que se extienden mucho más allá de las filas del Tea Party.

Críticos con la banca

Los detractores de la Fed se quejan de que haya usado sus poderes expansivos en una serie de intervenciones sin precedentes para apuntalar grandes entidades financieras. Sostienen que los grandes banqueros se han metido a las autoridades monetarias en el bolsillo. Desde luego, los banqueros centrales deben responsabilizarse democráticamente de sus acciones, pero la responsabilidad por la vía de una auditoría conlleva riesgos considerables. Una auditoría hecha por políticos podría verse como una oportunidad de ganar puntos o de dirigir la política por caminos autocomplacientes, filtrando información delicada con el fin de presionar a los responsables políticos.

Si la política monetaria llevada a cabo por burócratas independientes no es perfecta, entregar el control efectivo a los congresistas con un ojo puesto en las próximas elecciones sería infinitamente peor. La plataforma republicana explica que las auditorías tendrían que "llevarse a cabo cuidadosamente" para aislar a la Fed de presiones políticas. Desde luego que sí.

Además, una auditoría revelaría más detalles sobre las intervenciones del mercado financiero como las de 2008, cuando la Fed adquirió títulos hipotecarios de Bear Stearns y AIG. El riesgo es que ofrecer demasiada información en tiempo real sobre los títulos que está comprando la Fed y las entidades a las que está ayudando podría desestabilizar los mercados.

Y no es un peligro hipotético. Pudimos ver un ejemplo en las últimas intervenciones masivas del Gobierno en los mercados financieros de EEUU durante la Gran Depresión. En 1932, la Fed no estaba dispuesta a colaborar en la estabilización de un sistema bancario en plena quiebra, pero alguien tenía que hacerlo. El presidente Hoover creó la Corporación de Reestructuración Financiera (RFC), una agencia estatal independiente para ayudar a los bancos sin liquidez pero fundamentalmente saneados.

El mayor préstamo del RFC, en verano de 1932, se concedió a un banco dirigido por el exvicepresidente Charles Dawes. Dawes no sólo era un destacado republicano, como Hoover, sino también exdirectivo del RFC. Aunque rehusó emplear sus contactos políticos cuando el banco se encontró al borde del colapso, el RFC se enfrentó a acusaciones de favoritismo. Los miembros populistas del Congreso, previsiblemente indignados, exigieron una auditoría e insistieron en la publicación de una lista de todos los bancos que habían recibido ayuda del RFC.

La publicación de la lista en enero de 1933 causó una crisis de confianza en los bancos que habían pedido prestado al Gobierno. Las fugas bancarias se dieron casi de inmediato y se extendieron por todo el país, provocando la declaración de un día festivo nacional (cierre forzado de todo el sistema bancario).

Más transparencia

Una auditoría no sólo debe evitar las presiones políticas, sino también la desestabilización de los mercados y las instituciones financieras. Para eso hace falta agregar información y establecer un plazo adecuado antes de publicarla. ¿Podemos fiarnos de que los políticos lo entiendan y lo respeten, máxime en año de elecciones? No es coincidencia que el Congreso solicitara una lista de los préstamos de 1932 porque también fue un año electoral.

Los directivos de la Fed son conscientes de que su institución sólo podrá conservar la independencia si se responsabiliza de sus acciones ante la opinión pública. Por eso han tomado medidas para aumentar la transparencia, como publicar las actas de las reuniones del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) y sus transcripciones en el plazo correspondiente, mientras que los miembros del FOMC dan conferencias explicando sus puntos de vista. Es más, en una innovación reciente, la Fed publica las previsiones de inflación y tipo de interés de los miembros del FOMC los y presidentes de los bancos centrales estatales.

Es seguro que la Fed seguirá aumentando la transparencia. Otros bancos centrales lo están haciendo. Es lo mínimo para reconciliar la independencia con la responsabilidad en una sociedad democrática, aunque una auditoría supervisada por políticos no es la forma correcta de hacerlo.

Barry Eichengreen, profesor de Economía y Ciencias Políticas de la Universidad de Berkeley.

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