En un momento difícil para la economía de muchos, medidas como los recortes de empleo, el aumento del precio de los alimentos y el ajuste en los subsidios hacen que los consumidores se lo piensen dos veces antes de adquirir cada producto en el supermercado. Esta situación es la que está llevando a las marcas a replantearse de qué forma producen, empaquetan y distribuyen sus mercancías, ya que los clientes parecen mostrar una cada vez mayor preferencia por los envases y botellas de menor tamaño y las tiendas con mayores descuentos. Es llamativo cómo, por culpa de la crisis, están cambiando radicalmente parámetros de consumo y comportamiento como estos.