Desde el inicio de la crisis, los bancos de la zona euro han ido reduciendo progresivamente su presencia en EEUU. Mientras en septiembre de 2007 retenían activos equivalentes al 50% del total de activos en aquel país, ahora sólo llegan al 30%. El vacío ha sido aprovechado sobre todo por bancos de Japón y Canadá que, sabiendo que la presión del mercado bancario europeo obliga a sus bancos a evitar el apalancamiento y a centrarse en sus respectivos mercados nacionales, han doblado su inversión en la región.