DER SPIEGEL (ALEMANIA)
Durante años, Castellón sufrió porque no era tan importante como Valencia y Alicante, las otras dos grandes ciudades de la región. A alguien se le ocurrió la idea de cambiar esta situación construyendo 17 campos de golf, y de ahí la necesidad del aeropuerto que ha costado 150 millones de los contribuyentes, y del que nunca ha despegado ningún avión. Castellón se comportó como un microcosmos de España, que no quería ser la hermana pequeña de Europa. Por desgracia, quería tener aeropuertos y autopistas de verdad.