Durante estos días el presidente del BCE, Mario Draghi, anunció que se iba a reunir con su homólogo del Bundesbank, Jens Weidmann, que considera que la función del BCE es mantener la inflación bajo control, y no la de comprar deuda de los países en dificultades. Pero de la misteriosa reunión, en la que Draghi pretende desbloquear la postura de Weidmann, nunca se volvió a saber nada más. Si la hubo y no se conocen los resultados, probablemente sea porque no cosechó un gran éxito. Y si al final no tuvo lugar, cabría pensar que la receptividad del Bundesbank alemán a la actitud optimista de Draghi en lo que se refiere a la salvación del euro no fue demasiado alta.