FOKUS (SUECIA)
Lo que se denomina diplomáticamente el "déficit democrático", es decir, el hecho de que los ciudadanos europeos no elijamos a los que dirigen la Unión Europea, y que además éstos no estén obligados a rendirnos cuentas, es una situación realmente molesta. Las decisiones se toman a puerta cerrada. Una serie de responsables políticos escogidos son los que gobiernan al resto de los europeos. Ninguno cuenta con poder para expresarse en nombre del continente. Por esto, lo que hasta ahora no era más que una utopía hoy está a punto de convertirse en una necesidad política: Europa debe prepararse para elegir a su dirigente por sufragio universal directo.