DER SPIEGEL (ALEMANIA)
Hace dos semanas los jueces del tribunal de Karlsruhe amonestaron a Angela Merkel por vulnerar los derechos del Parlamento cuando se esforzaba en rescatar al euro. Fue la segunda advertencia del año, y la canciller no lo aguantó más. Su frase "Agota mi paciencia" denotó que opina que los jueces son profesores de derecho utópicos que no entienden cuáles son los retos de la política cotidiana. Berlín y el tribunal de Karlsruhe nunca han tenido una relación fácil. El Tribunal Constitucional Federal se creó en 1951 y, desde entonces, a menudo los políticos han considerado que se trata de un órgano molesto que anula las leyes con un simple trazo de bolígrafo y sin más dilación.
