THE ECONOMIST (REINO UNIDO)
Quince días después de que Nicolas Sarkozy lo propusiera en un mitin marcadamente proteccionista, la Comisión Europea emitió una propuesta para permitir que la UE cierre su mercado de contratación pública a países que excluyen competidores europeos. Los socialistas franceses no lo denunciarán, pero los liberales, especialmente Reino Unido y otros europeos del norte, están aterrados. Todo el mundo sabe que a Sarkozy no le gusta el librecomercio, pero lo que causa consternación es que la Comisión abandone su papel de impulsora de los mercados abiertos. Alemania ha dicho que la iniciativa es inadmisible y que debe ser rechazada. Podría entenderse que la propuesta es un último recurso que no se usaría nunca. Pero los riesgos son inmensos. Sólo hay que recordar la guerra comercial de la década de 1930.