La evolución del número de entes públicos en los distintos niveles de las Administraciones es suficientemente ilustrativo de por dónde se debe atajar el problema, cuando se proceda a la reforma del sector público. Mientras que en el Estado, el número de estas entidades se ha mantenido relativamente estable e, incluso, se ha reducido; en las administraciones autonómicas y locales ha aumentado, incluso en los años de crisis. Sobran empresas públicas y hay demasiados servicios duplicados.