El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha mantenido un pulso con el presidente del Gobierno acerca de las embajadas. García-Margallo se había comprometido públicamente a acabar con los nombramientos políticos y designar únicamente a funcionarios de la carrera diplomática. Mariano Rajoy, sin embargo, quería premiar a Federico Trillo colocándole al frente de la Embajada de EEUU, como era su deseo. Al final y pese a su rotunda oposición inicial, Margallo consintió en que Trillo fuera nombrado embajador en Londres... a cambio de reservarse la gestión de Gibraltar. El titular de Exteriores apenas ha tardado un mes en romper su promesa.
