Opinión

Soledad Pellón: Dónde está y hacia dónde va la economía

Podríamos decir que hemos tenido un año con crecimiento a dos velocidades. Hasta principios de julio, tanto la economía como las bolsas crecían dando casi por finalizada la crisis, mientas que la segunda mitad del año, mucho menos optimista, estuvo marcada por la decepcionante realidad de la crisis europea.

En este sentido, hemos visto dos subidas de tipos por parte de BCE durante la primera parte, que han tenido que ser corregidas a finales de año.

Se podría decir que el año ha estado marcado internacionalmente por cuatro acontecimientos:

- Los conflictos en la zona de Oriente Medio, que han provocado la subida del precio del petróleo y otras materias primas.

- El terremoto de Japón, que dejó fuera de juego a una de las economías más importantes y ha reabierto el debate sobre las energías nucleares.

- La bajada de rating de EEUU por primera vez en la historia a causa del alto endeudamiento del país, lo que provocó una crisis de confianza muy fuerte a finales de julio/principios de agosto que, a su vez, vino acompañada de fuertes caídas en bolsa.

- La crisis de deuda europea, que ha afectado a grandes economías como la italiana e incluso la francesa.

De estos cuatro factores aún persisten dos: los conflictos en Irán y la crisis de deuda europea. Sin menospreciar la importancia de Irán para el suministro de crudo mundial, las reuniones de líderes europeos al objeto de intentar solucionar la crisis financiera, política y soberana en el viejo continente seguirán marcando el rumbo de los acontecimientos en bolsa de cara a 2012.

¿Y España?

En cuanto a España, hemos avanzado hacia un sistema financiero nuevo con menos entidades pero de más peso, algo que continuará también durante el año que viene. Hemos creado el tercer banco más grande del país, Bankia, y se ha reducido considerablemente el número de cajas, creando un sistema más sólido.

Además, cabría destacar un momento clave, el anuncio de Papandreu de someter a referéndum el segundo plan de rescate griego, algo que provocó el pánico y ventas en los mercados de renta variable y de renta fija y que, finalmente, supuso su dimisión. Pero no sólo hemos visto la renuncia del primer ministro heleno, sino también la del italiano y el portugués. Además, Irlanda y España han sufrido también cambios de Gobierno, con lo que hemos asistido a una renovación política en toda la periferia.

Por otro lado, es imposible hacer un resumen del año y no hablar de la renta fija soberana. Las rentabilidades de la deuda de países como España o Italia han sido puestas al límite por los mercados ante el pánico de un hipotético nuevo evento de crédito y la falta de soluciones por parte de la UE, algo que ha hecho pensar en un resquebrajamiento de la Eurozona y ha puesto en duda la supervivencia de la moneda única, complicando aún más la situación.

Ayer mismo, la subasta de deuda italiana, la última del año, nos dejó con un sabor de boca agridulce: con una rentabilidad que desciende considerablemente y una demanda atractiva, pero unos tipos que siguen insosteniblemente altos, el torno al 7%. El problema del coste de deuda no está, ni de lejos, solucionado. El próximo año, el Tesoro español tendrá que refinanciar en torno a 120.000 millones, cuyos vencimientos se concentrarán en los primeros cuatro meses.

Así pues, sería muy conveniente que esta última tendencia de recortes de las rentabilidades se mantuviese, minimizando la factura de intereses pagada por el Estado, y aprovechando el capital ahorrado para inversiones más productivas.

En principio, parece que vamos a tener un comienzo de año complicado, donde las dudas sobre la puesta en acción del Fondo de Estabilidad Financiera (EFSF) y demás mecanismos que sirvan de red de seguridad por si algún país necesitara liquidez ante un evento de crédito pueden seguir provocando volatilidad.

La segunda mitad del año se prevé mucho menos hostil que la primera y podríamos ver un Ibex que llegue a tocar los 9.800 puntos, aunque es difícil saber en qué nivel va a terminar. Los mercados han descontado ya las malas perspectivas económicas que hay de cara al año que viene y, por tanto, a falta de peores noticias, los parqués europeos deben tender al alza al encontrarse en niveles desde donde es fácil coger impulso. La cotización de los principales bancos ya descuenta las complicaciones con las que se pueden encontrar en 2012 en cuanto a la recapitalización a la que tendrán que hacer frente, los altos vencimientos de deuda o la dificultad para generar ingresos en el mercado doméstico para el caso de los españoles.

Todo esto en un marco donde los tipos se situarán en el 0,75%, tras una bajada adicional de un cuarto de punto por parte del BCE y con una prima de riesgo que se prevé más relajada, moviéndose entre los 250 y 350 puntos básicos la mayor parte del tiempo.

Soledad Pellón, estratega de mercados de IG Markets.

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