Opinión

Quiosco internacional: Urge un debate sobre las leyes para presidentes

LIBÉRATION (FRANCIA)

A pesar de su decisión de no apelar, el problema de la sentencia del expresidente de Francia, Jacques Chirac, ha sido la idea de una justicia de geometría variable. La causa: el estatus penal del jefe de Estado.

Desde luego, en ningún momento consideramos razonable imaginar que el presidente de un país pueda ser justiciable igual que cualquier otro ciudadano. Pero entre semejante sinsentido y la casi inmunidad que disfrutó Jacques Chirac durante cerca de dos décadas, hay un margen. No cabe duda de que los mejores expertos judiciales y constitucionales sabrán imaginar (en realidad, ya lo han hecho) otro estatus penal para el jefe de Estado que permita evitar preguntarse sobre la influencia de esta extravagancia institucional en el transcurso de la democracia.

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