LES ECHOS (FRANCIA)
Desde hace mucho tiempo se sabe que Europa es la número uno en inventar reglas y todavía más en violarlas. Ni las fuerzas económicas ni la realidad política se dejan encorsetar en un tratado o domar por la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. El punto fundamental se encuentra en otra parte, en el compromiso asumido por París y Berlín de que no se volverá a repetir la desastrosa experiencia de la gestión de la deuda griega. Puede parecer técnico, pero es un avance que cambia radicalmente el paisaje y que, si permite ser un poco optimista por una vez, constituye la primera etapa de un plan para salvar la Eurozona. La primera etapa es crucial: ya no habrá participación forzada del sector privado en la reestructuración de la deuda de un Estado de la zona euro.
