Opinión

Ahora es el oso el que quiere y no puede

Semana de idas y venidas, emociones violentas y contradicciones que mantienen a las cosas donde estaban aunque parezca mentira. Y eso es, para la mayoría, una buena noticia.

Los bajistas no pueden estar sin embargo contentos. El buen contraataque organizado de la mano de una potente vuelta en un día en la jornada del martes no tuvo rúbrica en el gráfico semanal debido a la fuerte recuperación que se vivió en la sesión del viernes, sin que los que explicaron la caída el jueves hayan sabido encontrar una buena razón para la recuperación un día después.

Las cosas son así desde siempre como sabe el que se ha parado a pensar en todo esto alguna vez en la vida. Por eso yo sigo siendo analista técnico a pesar de lo desnudo que puedes sentirte en ocasiones enfrentándote a todo tipo de monstruos armados sólo con tus gráficos. Es mejor eso que creer que llevas una gran armadura, cosa que acaba descubriendo todo ingenuo que ignora aquello de que el mayor enemigo del descubrimiento es la ilusión de conocimiento.

La situación ofrece, ciertamente, un elevado nivel de confusión. Como casi siempre, claro. De entre las señales potencialmente bajistas que ha ofrecido el mercado esta semana quiero destacar el comportamiento de mi amadísimo Ibex 35; al que seguiré considerando uno de los mejores indicadores de la situación general sin saber por qué. Cosa muy técnica de la que tampoco me escondo, que servidor no es filósofo sino un especulador que desconfía del poder de la mente individual -pueden tomarme por tonto todos los que creen estar muy por encima de la media- frente a la del mercado (no confundir con la general, por favor).

De entre lo positivo destacaría el movimiento aparentemente impulsivo del euro/dólar, la vuelta sobre primer soporte del EuroStoxx 50 y el que las principales referencias de renta fija del mundo se hayan enfrentado, por el momento en falso, a sus resistencias intermedias. Una ruptura de las mismas con un par euro/dólar más allá de los 1,40 dólares por euro y un crudo por encima de los 90 dólares serían, a mi juicio, motivo de preocupación para los bajistas.

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