Doce CCAA han hecho planes de reequilibrio para ajustar sus números rojos al 1,3 por ciento del PIB regional. Trece con Castilla y Léon, a falta de algún trámite. El esfuerzo por disciplinar las cuentas autonómicas es positivo para nuestra imagen y metas ante la UE y los mercados.
Pero el proceso no resulta tan acertado si el agujero meramente cambia de naturaleza sin mermarse. Están cambiando déficit por endeudamiento: la tasa media de aumento de su deuda es del 18 por ciento.
Aunque hoy ésta no llegue a niveles insostenibles, ejemplos como el de Cataluña recurriendo a bonos patrióticos no son ningún paradigma. El recurso a este trueque de déficit por deuda no se puede perpetuar. La única vía es la que todos saben pero pocos hacen: recortar, racionalizar y aligerar gastos y despilfarros.