Opinión

Fabián Estapé Rodríguez: Ni damos a luz ni vemos luz

La semana pasada saltó la noticia que -hasta ahora, claro- ha conseguido sobrepasar el nivel circense alcanzado por los dimes y diretes de la nunca terminada contienda entre los países que ostentan un florilegio de ratios económicos que les catalogan como de "economía saneada" frente a los otros cuyo jardín financiero tiene tanta sed que toda agua parece poca y a los que han apodado los PIG.

Y es que la cuestión nos parece tan inaudita? No me digan que no es raro ver bailar al mismo son, sin perder el paso, a Francia y Alemania. Pues sí, la canciller Merkel y el presidente Sarkozy han pactado un acuerdo para buscar una solución "rápida" (sin duda, en los diccionarios franceses y germanos esta palabra debe tener una definición distinta a la que recoge nuestra RAE) a la crisis de la deuda griega. ¡Eureka!, dirán los griegos.

Satisfaremos su curiosidad: la piedra filosofal es, según sus propias palabras, "una amplia respuesta a la crisis de la deuda, que incluirá un plan detallado que asegure que los bancos europeos tendrán el capital que necesitan". O sea, una vez más... ¡humo!

Y es que desde mayo, junio? agosto, septiembre? se nos viene engolosinando con ambages, léase ¡la participación voluntaria de los acreedores privados! Muy loable lo de resaltar "voluntario" porque, a priori, puede parecer que la pareja de moda está poniendo al sector privado una pistola en el pecho para apoquinar... Y créanme, no hay nada más lejos de la realidad.

Los galos y teutones van de buena fe y quieren hacerlo en paz y armonía con el BCE -el tercero en discordia-. Aparentemente, Alemania (utilizando una vía poco novedosa, pues existe un precedente similar, la llamada Iniciativa de Viena de 2008) presume de que consiguió saltar el muro que había interpuesto el BCE para conceder una segunda ayuda a Grecia; pero si el peculio no se hace efectivo, la medalla de la señora Merkel se convierte en morralla.

Y es que la canciller viene exigiendo la implicación de los bancos, aseguradoras y fondos de inversión en el nuevo empujón a la economía helena para intentar paliar (no para evitar, como ella se atreve a decir) la bancarrota de Grecia (con metástasis, además, política y social) y, a la vez, torear el miura del contagio a otros países de la eurozona?

Sin embargo, y aquí está el meollo de la cuestión, el dúo no ha fijado una fecha para el nuevo plan? y si mal no recordamos, llevan dándole vueltas al asunto desde hace meses (incluso más que una gestación).

De todos modos, Sarkozy (padre de ambas criaturas, nos referimos al niño de la señora Bruni, que también se está haciendo esperar, y el nuevo plan, ése que sobre el papel servirá para acelerar la coordinación financiera en la eurozona y que se presentará en la próxima cumbre del G-20), que sabe lo largas que se hacen las esperas, ha prometido hacer todo lo posible para desbloquear los 8.000 millones de ayuda a Grecia (realmente, la puerilidad de los mercados financieros cada día me asombra más: tras el anuncio de este acuerdo, el euro se recuperaba ante el dólar y los principales parqués europeos subían alrededor del 2 por ciento).

Angela y Nicolas, Nicolas y Angela (que tanto monta?) en uno de sus últimos cenáculos, también pergeñaron cómo recapitalizar a los bancos y un conjunto de medidas que "supongan una cooperación más estrecha y vinculante en la economía y las finanzas de los estados del euro", las cuales pretenden "presentar" (o meter con calzador) a sus socios.

Guiándonos de la experiencia de los últimos dos años, mucho nos tememos que los mandamases de la economía europea podrían tener serias dificultades para contar con el apoyo de los otros 15 eurosufridores, pues, por añadido, esto requeriría un cambio de los Tratados y una cosa es que, tal como están las cosas, Francia y Alemania se crean que tienen cierta competencia para estabilizar el euro y otra que quieran gobernar juntos los designios de toda Europa. Las viejas miras hitlerianas y napoleónicas parece que han encontrado nuevos valedores en el señor Sarkozy y la señora Merkel?

Fabián Estapé Rodríguez. Economista.

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