El ajuste de los sueldos es imprescindible para salir pronto de la crisis. Rebajar nuestros salarios nos hace ganar competitividad, facilita la contratación y rebaja el paro, por lo que se estimula el consumo y reactiva la economía. Irlanda es un ejemplo, y el resultado es su progresiva salida de la recesión. Nosotros, en cambio, aún tenemos mucho que recorrer.