Nos siguen martilleando los sentidos a quienes consumimos las noticias de los mass media una serie de titulares pseudo-apocalípticos que ponen en un brete a nuestros políticos (de ambos lados), que desde que se anunciaron las elecciones generales del 20-N tratan de convencernos de que tienen remedio para todo si llegan a La Moncloa.
La lucha por catequizarnos pasa por obviar que, un día sí y otro también, "el diferencial de la deuda española a diez años sigue aumentando", "el sector del automóvil acusa el nivel más bajo de ventas en los últimos 15 años", "sube el número de trabajadores afectados por un ERE", "en septiembre el paro sufre el mayor repunte en ese mes desde 1996", "el Frob aporta 7.551 millones de fondos públicos ("de los bolsillos de los contribuyentes") para la reestructuración y recapitalización de las cajas (de cuatro)", "se desploma el Ibex", "la situación del inmobiliario sigue a la baja"?
Vaya, una misión imposible, sólo apta para superhéroes, sobre todo si atendemos a los demoledores vaticinios de personajes como Mas-Colell, quien ha concluido que la evolución del mundo y de la economía europea no permite ser optimista, y que "2012 no será el año de la recuperación".
Y esto no es nada: el 4 de noviembre arranca la campaña electoral y durante 15 días oiremos y veremos de todo y para todos con el fin de convencer al personal y vencer al contrario (meta última de todo partido político concurrente a cualquier comicio; eso sí, enmascarado bajo el filantrópico eslogan trabajar por y para el bien común -mejor que fulano y mengano, claro-). Dada la sísmica coyuntura, no podemos perder ripio de los programas que se nos presentarán, pues como avanzadilla en la precampaña hemos escuchado, entre otras perlas de los cabeza de lista del PP (hasta más ver), unas pistas para descubrir quién ha sido el asesino de la exánime economía española y quién bajará a los avernos para devolverle su lozanía.
Cuando se le ha preguntado al presidente del PP por sus proyectos, tira por la calle del medio diciendo que hay que esperar a la confección de su programa electoral (si bien sea recurrir al típico tópico, con don Mariano nunca se sabe si sube o si baja). De todas formas, esto no debería ser motivo de desconcierto pues, entre otras cosas, ya nos conocemos y sabemos de qué pie cojea cada uno.
La tijera del PP
Y es que en el entorno de Rajoy se cojea en una dirección muy clara y concreta: el señor Arenas Bocanegra trata de no alarmar al electorado y, aunque proyecta reducir el gasto "en todo", cuando le piden que explique el término "en todo" ya aquilata (con la boca pequeña, que estamos en precampaña y las cartas sólo se ponen sobre la mesa al final de la jugada). "Menos en Educación, porque ahí nos jugamos las oportunidades del futuro; en Sanidad, porque nos jugamos la salud de todos, y en asuntos sociales -sin porqué; es decir, porque lo dice él o se lo han dicho desde Génova-". Cada día estamos viendo ya, sin necesidad de recurrir a la lectura de un programa electoral impreso, por dónde van los tijeretazos en los feudos que gobierna el PP.
Así, su número dos, De Cospedal, que lleva el timón de Castilla-La Mancha, ha dejado sin la ayuda de 400 euros a 32.000 viudas, ha despedido a 1.000 profesores interinos de la ESO y ha dejado de pagar a las farmacias. No contenta con esos primeros pasos de sus proyectos para impulsar su región, ha seguido con otros, dejando de pagar sus prestaciones a los beneficiarios de la Ley de Dependencia (aunque el Ministerio sí ha transferido el dinero correspondiente) y ha suspendido los viajes de los mayores, alegando que lo hacía por la crisis ( la cual no afecta a sus salarios ni a los de sus altos cargos). En Levante, Alberto Fabra, delfín de Camps, ha avanzado la segunda tanda de recortes (ha reducido ya 1.800 millones) que hará que "la Comunidad Valenciana logre en dos años el equilibrio presupuestario".
Afectará a las empresas y a los cargos públicos (supuestamente ni a Sanidad ni a Educación) porque "hay que adelgazar la Administración", "predicar con el ejemplo" y, como han hecho "todas las empresas y familias", rebanar gastos mermando los cargos públicos (no creemos que tenga comparación el ajustar un número el cinturón administrativo con los cinco o seis que se ha tenido que encinchar el resto de ciudadanos). Pero ya ha cerrado 62 conservatorios de música (destruyendo 1.200 puestos de profesor) y faltan 2.500 camas en sus hospitales. Y es que, en realidad, ha recortado 680 millones en Educación (incluida la Universidad) y Sanidad. En Murcia, Valcárcel tiene en mente hace tiempo el copago sanitario, está suprimiendo becas a los comedores escolares y reduciendo médicos para cubrir bajas.
En Madrid, Aguirre ha desorbitado las tasas de basuras y transportes, ha recortado 80 millones a la enseñanza pública, suprimido 3.500 plazas de profesores de la ESO y privatizado centros sanitarios. En Galicia, Feijoó ha metido poda en Sanidad (245 millones) y en Educación (250 millones). Como muestra vale. La esencia del secretísimo programa del PP a efectos socioeconómicos es muy evidente. Pero, lejos de revelarla aquí, que cada cual la descifre. A buen entendedor?
Fabián Estapé Rodríguez. Economista.