Opinión

Editorial: Popular hace los deberes

El Banco Popular presentó ayer sus cuentas de la fusión con el Banco Pastor. En sus números, la entidad que preside Ángel Ron se muestra consciente de la situación de los gallegos, que incluye 4.100 millones en vencimientos hasta 2013 y una exposición al inmobiliario valorada en 4.900 millones.

Como tales cifras pueden representar una lenta y complicada digestión en el estómago del Popular, van a aprovechar con muy buen criterio para emprender desde el primer momento un saneamiento de unos 1.500 millones contra el patrimonio, de modo que se eleven las coberturas de los créditos en riesgo hasta unos niveles muy superiores a la media del sector en España.

La operación ocurre justo en uno de los peores escenarios posibles, al darse un grado de estrés financiero mayor que en el periodo posterior a la caída de Lehman, algo que implica que los bancos más pequeños lo tienen muy difícil a la hora de recabar financiación. Así que se trata de una forma de ganar un tamaño que es esencial.

Gracias a las sinergias, las culturas similares y la rentabilidad de la gestión del Popular, la nueva sociedad podrá crecer mejorando los ratios del Pastor en un momento en el que, inmersos en un entorno recesivo, existe muy poco margen. Apoyados en su recién adquirido peso, tendrán más músculo con el que arañar cuota de mercado, y no se quedarán rezagadas respecto a unas cajas todavía integrándose.

El valor del Popular había cedido, por lo que se estaba convirtiendo en una apetitosa presa para algunos grupos mayores debido a su eficiencia. Esta compra también supone una defensa importante frente a esos depredadores corporativos.

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