Opinión

Los que nos queda por sufrir en campaña

Imagen de Thinkstock.

Seguro que muchos han caído en los brazos de Twitter. Yo también. Y parafraseando a una de las bromas que circulan por esa red, creo que cada vez que algún político habla en campaña, muere un gatito en alguna parte del mundo.

Qué cansinos, por Dios, y eso que acaba de empezar. Por si no tuviéramos suficiente con la pose de las ciberpiernas de Carmen Chacón en la revista de moda de El País, y no hubiéramos escuchado suficientes tonterías acerca del bolso de Angela Merkel -a saber el precio de los relojes de los que le critican los 300 euros que le costó el Longchamp-, ahora empieza esa carrera contrarreloj de besos a niños, partidas de cartas con ancianos y algún que otro guiño a inmigrantes. Agotador.

Mientras Rajoy promete que a partir del 21-N todo irá sobre ruedas, Rubalcaba va y dice que va a obligar a aumentar la presencia de mujeres en los consejos de administración. Rubalcaba es un señor más listo de lo que pensamos y como casi todos los jefes, con un punto de mala leche importante. Pero si quiere que las mujeres le voten, va por mal camino. Que no es que tenga yo una politóloga en mi interior, pero la tontería es supina. Pero vamos a ver, ¿no prometen siempre que en las campañas va a haber propuestas? ¿Por qué caen en los tópicos? Porque la consecuencia simplista que una saca es que ambos candidatos -hay más, lo sé, pero pocos les hacen caso- se aferran a los tópicos, a sus trending topics de toda la vida. La derecha acusa a la izquierda de despilfarro y corrupción (como si lo de Gürtel hubiera sido un mal sueño), y los otros de que con el PP desaparece el estado del bienestar. Are you kidding me? Por no hablar de la portada de ayer de La Razón: Rajoy se rodea de cinco emprendedores, cuatro señores con traje y una señora con una especie de roscón de Reyes en sus manos. Qué mal le asesoran, futurible, y qué fácil caer en la demagogia. Así que por favor, déjenme la papeleta en el buzón sin más, que ya veré si la meto en la urna o la reciclo en el contenedor azul.

Ángeles Caballero, es redactora de elEconomista.

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