El presidente del BCE se despidió ayer de los mercados al grito de esta ronda la pago yo. Trichet anunció que compraría cédulas hipotecarias; que concedería préstamos a 12 meses; y que habilitaría una barra libre de liquidez hasta junio de 2012.
Todo lo que se esperaba para aliviar las necesidades de unos bancos que no se atreven a prestarse entre ellos. Sin embargo, con un 3 por ciento de inflación en la eurozona, Trichet no consideró oportuno bajar los tipos, algo que habría facilitado la labor de su sucesor, el italiano Mario Draghi.
Aunque sea cierto que una rebaja puede no ser muy significativa con el interés cercano a cero, si la coyuntura marcha tal y como parece el nuevo presidente probablemente tenga que recortar tipos pronto, lo que puede provocarle un vendaval de críticas: imagínense un hombre de la periferia de Europa que decide bajar el precio del dinero en contra de los postulados de Alemania. En cualquier caso, los bancos no trasladarán estos fondos a la economía real hasta que se recapitalicen.
En ese sentido, Merkel urgió a los Estados a que arreglen sus respectivos sistemas financieros, y Salgado se ha visto obligada a actuar enseguida pese a haber acabado un proceso de recapitalización hace unos días.
En fin... La vicepresidenta se las ha ingeniado ahora para lograr la cantidad que le hubiese gustado obtener con Loterías fusionando todos los fondos de garantías de depósitos con el Frob. ¿Va a iniciar otra serie de recapitalizaciones?
Parece razonable que la banca pague, pero no que las cooperativas o los bancos abonen por las cajas. Las cifras pueden ser tan importantes que hará falta que el BCE imprima billetes... ya sin Trichet.