La segunda recaída económica ha pillado a los empresarios por sorpresa. Las previsiones macro se desploman, incluida la del nivel de precios.
La patronal ahora prevé que entraremos en 2012 con un 2 por ciento de inflación, medio punto menos de lo que crecerán los salarios según lo pactado por los agentes sociales en la negociación de los convenios. Por eso, el líder de CEOE, Joan Rosell, acierta al pedir que se revise el acuerdo salarial que recomienda elevar los sueldos hasta un 2,5 por ciento para el próximo año.
Los sindicatos no quieren ni oír hablar de rebajar este porcentaje y exigen que se cumpla el acuerdo, cuando lo que necesita nuestro mercado laboral es poder llevar a cabo este tipo de ajustes. La actitud de los sindicatos resulta irresponsable y tendrán que rectificar.
Porque uno de los lastres que dificulta la creación de empleo en España es precisamente la falta de flexibilidad de nuestra negociación colectiva, que impide adaptar con rapidez los costes laborales a la coyuntura y se traduce en trabajadores expulsados del mercado de trabajo, con mayor incidencia en los temporales.
Si no se revisa esta subida para 2012, nuestras empresas volverán a perder competitividad en un momento crítico y seguirá creciendo la hemorragia del paro. Repetiremos los errores de 2009, cuando los precios se retraían mientras que los salarios continuaban creciendo casi al 3 por ciento. La patronal lo tiene claro, pero los sindicatos no aprenden de las lecciones pasadas.
Por apuntarse medallas bajo la apariencia de una lucha por un mayor sueldo, realmente están dañando al trabajador y al empresariado.