Lo de Cataluña se está convirtiendo en una pesadilla. Hace apenas un mes, se informaba a los ciudadanos de que no podían contar con determinados servicios -urgencias incluidas- en quirófanos y ambulatorios. Luego vinieron las medicinas.
A los presidentes de los colegios de farmacéuticos se les hizo saber que voluntad de pagarles había, pero que podía ser lo mismo ad calendas graecas que para las Bodas del Cordero.
Con apenas unas horas de distancia, los empleados de la sanidad catalana se enteraron de que volvían a recortarles los emolumentos y de que era mejor que no protestaran porque peor estaban los parados. Hace un par de días les ha tocado el turno a las residencias de ancianos y los centros de acogida para dependientes. El Gobierno catalán no tiene cómo pagar los conciertos suscritos en su día y así lo ha comunicado.
Se ha dicho hasta la saciedad que el nacionalismo catalán -como el vasco- surgió en las sacristías a pesar de sus conexiones históricas con la masonería. Desde luego, en el caso de Pujol o de Maragall la afirmación es verdad como el Evangelio, valga la redundancia. Por todo ello, resulta más sangrante la manera en que ese nacionalismo, tras décadas en el poder, ha decidido ir abandonando a los más débiles de la sociedad para mantener enhiestas sus banderas.
Mantiene una carísima embajada en París, mucho más costosa que la española, no ha hecho el menor ademán por cerrarla y acaba de anunciar el acuerdo con las majors para que se doblen al catalán 25 películas que seguramente no irá a ver ni Joan Tardá.
Las preferencias morales de tan catolicísimo nacionalismo no pueden ser más obvias. La gente puede morir en Cataluña a la espera de una operación o ver pasar las horas muertas hasta que la atiendan en un ambulatorio o pagarse las medicinas de su bolsillo o incluso verse arrojada de una residencia siendo un octogenario. Pero mientras todos se preguntan quién será el próximo en verse arrojado a las tinieblas externas al presupuesto, nadie debería preocuparse: en Nueva Gales del Sur se siguen subvencionando los cursos de catalán.