Opinión

Editorial: Falaz electoralismo eléctrico

El Gobierno saliente ha decidido congelar totalmente la subida de la electricidad, pese a que el contexto de costes crecientes y la reciente subasta alcista obligan a aplicar un aumento inmediato de casi el 6 por ciento.

Con esta decisión electoralista, lo que hace el Ejecutivo es engañar, pues se trata de una contención transitoria. Además, conduce nada menos que a engrosar el déficit de tarifa por encima del tope máximo para 2011, elevar su factura financiera en un momento nada propicio y demorar, que no esquivar, la inevitable subida.

Antes o después hará que aplicarla y se acumulará a las venideras, amplificándolas. De este modo, Miguel Sebastián traslada una herencia envenenada al Gobierno sucesor, que tendrá que ir reconociendo paulatinamente las alzas en el recibo de la luz. Por tanto, y al margen de que pueda suponer a día de hoy un alivio para el castigado bolsillo del contribuyente, la determinación de emplazar la subida para el año próximo no es más que un rédito falaz de precampaña, puro ilusionismo. Los socialistas ya usaron este truco antes de las elecciones del 22 de mayo para encontrar menos contestación.

Y la realidad es que, como pasó entonces, el recibo eléctrico acabará reconociendo las alzas demoradas. Esta ingeniería tarifaria no hace sino demostrar que es necesario profundizar en la investigación de las subastas y redefinir el cálculo de la tarifa, como aconseja la CNE, para evitar el uso discrecional de las subidas al margen de criterios económicos o financieros.

Paulatinamente el precio de la electricidad ha de reflejar sus costes. Hoy no pasaría esto si ya se hubiera emprendido este camino con la firmeza oportuna.

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