HANDELSBLATT (ALEMANIA)
Una Grecia humillada, que Europa dejara a su merced en el punto álgido de la crisis, se reorientaría políticamente tarde o temprano.
Se podría convertir rápidamente en el punto de apoyo europeo de los intereses chinos. El enorme Imperio del Medio tiene los bolsillos llenos y da muestra de todo menos de remilgos a la hora de elegir sus zonas de influencia.
Quizás hasta impondría condiciones mucho más agradables para garantizar el capital estatal que los europeos. Seguro que Atenas, con su puerto del Pireo de cabecera de puente a Europa, sería del agrado de China.
Y mientras Grecia siga perteneciendo a la Unión Europea, China incluso estaría sentada delante de Bruselas en la misma mesa de manera indirecta. Se trata de una visión poco halagüeña.