Para todo hay un momento. Y el de las bolsas cayendo no es desde luego el mejor para los inversores que tienen en cartera obligaciones convertibles en acciones, un producto donde la banca es el emisor preponderante.
Aún no han vencido los títulos de esta naturaleza que están en el mercado. Pero si lo hicieran a día de hoy se materializarían pérdidas del orden del 50%. Un mal negocio para el inversor.
Con la misma cantidad que destinó a esos bonos canjeables, ahora podría comprar en el mercado más acciones que las que le corresponden según el cambio prefijado, al cotizar éstas por debajo del precio predeterminado para el canje. Queda claro que las convertibles granjean rentabilidades altas con las bolsas alcistas. En caso contrario, se convierten en un fiasco.
