La vicepresidenta Salgado sigue desoyendo los análisis sobre la economía española procedentes de organismos más ecuánimes que el Gobierno español saliente.
A la batería de voces que descartan que España cumpla con el cuadro macro que sostiene el Ejecutivo se unió ayer la Comisión Europea, que mantuvo su proyección de PIB español para este año en el 0,8 por ciento, frente al 1,3 por ciento que sostiene contra viento y marea el Gabinete de Salgado.
El organismo advierte que el entorno global y la incertidumbre afectarán a nuestro crecimiento. Resulta sorprendente que después de tantas constataciones de sus errores de cálculo Salgado siga erre que erre, sin intención de reconsiderar sus cifras, máxime cuando Economía reconoce en sus ejercicios de sensibilidad ese 0,8 por ciento como escenario adverso.
Con esta situación, cada vez se desdibuja más la posibilidad de que el desequilibrio de las cuentas públicas españolas no rebase el 6 por ciento necesario para cumplir con el calendario de reconducción del déficit que marca Bruselas y que recoge el cuadro macro oficial. No en vano, Moody's advertía esta semana de que las comunidades autónomas son un lastre en esta batalla.
Y, desde luego, si nuestro PIB no crece al 1,3 por ciento, como parece dada la atonía reinante, el 6 por ciento de desajuste será una quimera. De ahí la premura en rescatar Patrimonio. El Gobierno no tiene tiempo de arbitrar medidas fiscales adicionales para reconducir las cuentas, lo que revela que el adelanto electoral ha sido tardío y la fecha del 20-N demasiado lejana.