Opinión

Editorial: Más coordinación global

En el tercer aniversario de la caída de Lehman Brothers, los bancos centrales se vuelven a aliar para evitar una reedición de efectos similares en la banca europea a causa de la exasperante indefinición sobre Grecia.

Y es que, tres años después, la crisis sigue muy viva, con nuevos y agudos ángulos, como el problema de deuda soberana en la eurozona. El BCE anunciaba ayer tres inyecciones de liquidez adicionales en dólares este año con el fin de relajar las tensiones del mercado. Esta lluvia de billetes se ha decidido en coordinación con la Fed, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo.

La acción concertada ha consumado el rebote de las bolsas, deseosas de acciones ante las dificultades de financiación de las entidades. El problema de Grecia y la desesperante demora en la concreción de su destino han expuesto a la banca no sólo a posibles pérdidas en función de la inevitable quita, sino también a la escrutadora y exigente lupa del mercado, sedienta de motivos palpables para la calma.

Con los paquetes de ayuda, la UE no ha hecho más que tratar de ganar tiempo para que los bancos se recapitalicen, pero las dudas sobre si caerá una economía helena quebrada nublan con su sombra el horizonte de las entidades financieras afectadas, que vislumbran un futuro vulnerable. La incertidumbre era insoportable. Trichet y Bernanke aciertan en esta determinación. Dado que la UE se ha revelado como inoperante para enfrentar sola el problema griego, ha hecho falta una actuación global supraeuropea. Ésa sí ha calmado las bolsas.

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