DE TELEGRAAF (HOLANDA)
Ahora que es seguro que Grecia no podrá devolver las amplias ayudas, quedan dos preguntas abiertas: ¿qué parte de ellas es capaz de reembolsar? y ¿cómo se puede evitar que se llegue al mismo desastre en otros países de la eurozona? Para obtener una respuesta a la primera pregunta, aún habrá que esperar mucho.
Es obvio que otros países, bancos, fondos de pensiones e inversores encajarán fuertes pérdidas. Para impedir que otros Estados se aboquen a la misma crisis, es necesario que Europa tenga bajo control absoluto el ocaso financiero de Grecia que se avecina.
Pues sólo una bancarrota controlada que perjudique lo mínimo posible a los acreedores puede salvar hasta cierto punto la maltrecha confianza en el euro.