Opinión

Víctor Alvargonzález: ¿Y qué pasa si quiebra?

Siempre he defendido la idea de que Grecia no sólo debería haber realizado una quita ordenada con sus acreedores, sino que habría sido bueno que se tomara unas vacaciones del euro.

Permanecer en el euro condena a los griegos a la recesión eterna y a la eurozona a tener que mantener en el club a un socio cuya calificación crediticia es inferior a la del Camerún, lo cual es absolutamente surrealista.

La presencia de Grecia en el euro es una obcecación política y una aberración económica. Hay países de Europa del Este que son tan Europa como Grecia, no están en el euro y no pasa absolutamente nada. Ya estarán cuando estén en condiciones de pagar la cuota.

Pero vayamos al meollo del asunto: ¿qué pasa si Grecia quiebra? Para empezar, yo creo que es algo que ya está descontado por los mercados. Cuando un banco francés de primer nivel ha perdido el 50% de su valor en bolsa ha descontado sus pérdidas en bonos griegos. Los analistas han hecho ya su valoración de esas entidades dándole a la deuda griega en balance su valor real y no su valor en libros. ¿O es que alguien cree todavía que un bono griego vale su valor nominal?

En cuanto a lo de que los bonos griegos dejarían de valer como colateral en el Banco Central Europeo -otro de los argumentos de los políticos-, es un argumento un tanto débil, teniendo en cuenta que son el propio BCE y la UE quienes dictan las normas por las que se rige el BCE. Es más, después de una reestructuración en condiciones -un plan Brady para Grecia- probablemente mejorara la calificación de la deuda resultante de la quita. Así ocurrió en Latinoamérica. Realmente, el gran problema es el contagio a España e Italia.

Ese riesgo es absolutamente real. A los mercados lo que les gusta es la certidumbre y el liderazgo. Si Merkel y Sarkozy se hubieran dirigido hace un año a los ciudadanos y les hubieran dicho "miren, tenemos un tumor y hay que extirparlo, pero es el único que es cancerígeno. Y vamos a poner toda la carne en el asador -dinero- para que nadie confunda órganos sanos con tumores". El problema es que ahora estamos ante un "sálvese quien pueda".

Solución: ser pragmático

La solución es ser pragmático. Ahora hay que pagar. Pero al día siguiente hay que hacer tres cosas: una, nombrar un ministro de finanzas europeo o un comisionado con plenos poderes sobre la capacidad de endeudamiento y generación de déficit de los Estados miembros del euro, que no sólo pueda vetar la entrega de dinero comunitario a los incumplidores, sino que pueda expulsarlos del euro si persisten en su actitud.

Una de sus misiones sería ir preparando la reestructuración de la deuda helena y si fuera necesario, su salida organizada, temporal o permanente, del euro. A partir de ese momento, toda la munición del BCE y de la Unión Europea se centraría en defender a España e Italia, que tendrían que ser alumnos ejemplares. Y la tercera actuación sería poner al frente del BCE a alguien con sentido común que no subiera los tipos de interés en medio de una tormenta financiera. Es más, el nuevo responsable debería bajarlos. Y si tiene dudas, que piense qué problema es mayor ahora en Europa: la inflación o la desaparición del euro.

Si hacen lo anterior tendríamos una oportunidad de que la quiebra de Atenas no se contagiara a Madrid y Roma y que no pagaran justos por pecadores. Los mercados verían liderazgo, autoridad y certidumbre. Por el contrario, como la quiebra de Grecia se produzca como una debacle incontrolada, apaga y vámonos, que en mi mundo, el financiero, significa compra oro, franco suizo, deuda norteamericana, y corre.

Víctor Alvargonzález. Consejero delegado de Profim, Asesores Patrimoniales, EAFI.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky