El Ibex cayó ayer un 1,61 por ciento, con lo que perdía el soporte de los 8.000 puntos y tocaba los niveles de marzo de 2009. Y la sangría se extendía sobre todos los parqués.
¿Estamos abocados a una crisis como la desatada por Lehman? En las manos de los políticos europeos está encontrar una solución que detenga la escabechina que está paralizando la inversión, provocando pérdidas generalizadas, congelando la financiación y descapitalizando a los bancos.
Merkel se enfrenta hoy a la decisión del Tribunal Constitucional alemán sobre la legalidad del primer salvamento de Grecia y del fondo de rescate europeo. Lo más probable es que consiga su aprobación, sin embargo, este hecho subraya las cada vez mayores resistencias que encuentra la canciller para aguantar al euro.
Según pasan los días, crece el número de alemanes que no quiere que sus impuestos se destinen a sufragar Estados indisciplinados. El partido de Merkel ha sufrido varios reveses importantes en elecciones regionales. Y la prensa teutona ya carga contra el BCE por haberse saltado la ortodoxia monetaria para ayudar a Roma y Madrid comprando bonos.
Para colmo, ahora ven cómo Berlusconi cambia una y otra vez su plan de ajuste, al tiempo que muchos italianos protestan contra los recortes. La última idea lanzada para salvar a Europa, un bono común, se rechaza en tierras germanas porque trasladaría el coste de la financiación a Alemania, pero no asegura que los países periféricos hagan sus deberes. Y la verdad es que no nos extraña el recelo de los alemanes. No obstante, a este paso la estrategia de Merkel de presionar a los países en dificultades hasta el límite puede abocarnos a un contagio tal que desencadene un nuevo colapso financiero mundial. Y la factura sería tan elevada que el euro se rompería.
Europa debe cambiar su rumbo y anticiparse a los acontecimientos. Ayer, un informe de UBS explicaba las consecuencias de la ruptura de la moneda única. Aunque los tudescos sólo tienen que ver qué sucede en Suiza para comprobar lo bien que se está dentro de la eurozona: los suizos intentan mantener el franco en 1,20 euros porque su apreciación está arruinando a sus empresas. Compañías tan competitivas como Nestlé, Novartis o Roche se muestran incapaces de lidiar con las alzas de su divisa. Y una cosa parecida le ocurriría a los germanos fuera de la moneda común. Además, las pérdidas para los activos aún en euros de sus bancos y por tanto sus ahorros serían exorbitantes.
Importancia del proyecto europeo
El documento de UBS considera que resulta mucho más barato rescatar a Grecia, Irlanda y Portugal. Respecto a las economías más débiles, este análisis prevé un futuro incluso más negro al hablar de quiebras, fugas de capitales y contagios.
Al final, los países volverían a las guerras comerciales imponiendo tarifas, Europa perdería su relevancia e incluso se corre el riesgo de importantes tensiones sociales y entre naciones. Nadie puede permitirse la defunción del proyecto europeo.
La canciller debe enarbolar estas reflexiones y defender la cohesión de la UE. Esta unión tiene una hipoteca que ninguno podría pagar por sí solo, de modo que hay que delimitar las pérdidas entre los insolventes y respaldar a los demás. La banca puede encajar quitas para helenos, lusos e irlandeses. Pero Italia y España serían demasiado grandes. En cambio, tanto Madrid como Roma podrían hacer frente a sus deudas si se mantienen unas condiciones razonables.
Por eso, la propuesta que ahora cobra fuerza consiste en transformar el fondo de rescate en un banco que intervenga allá donde haya riesgo sistémico, garantizando las deudas y desactivando así el actual pánico. La inflación se antoja un mal menor si se compara con el derrumbe europeo. Se acerca el momento de la verdad para Merkel.