El Gobierno ha anunciado que subirá el impuesto al gasóleo para que las empresas de transportes paguen 2,8 céntimos más por litro a partir enero, al tiempo que cancela la devolución que solían recibir a fin de año de estas alzas bajo el concepto de gasóleo profesional.
Si bien es cierto que este tipo de vehículos desgasta más las carreteras y dificulta la movilidad, semejante repunte se trasladará a todos los precios después de haber sufrido ya un encarecimiento del petróleo.
Se trata de otro paso del Gobierno para ir cuadrando sus cuentas tras comprobar que los ingresos tributarios no mejoran.
Y podrían sumarse nuevas alzas. En lugar de sacar la tijera, prefieren dejar que el PP sea el coco de los recortes, con Cospedal de ejemplo, de cara a las elecciones. Y por supuesto, que lo abone el contribuyente.