El presidente de CEOE, Joan Rosell, prepara un ajuste que afectará al 25 por ciento de la plantilla de la patronal y a parte de sus directivos. Se trata de un esfuerzo de racionalización del gasto coherente con la situación que atraviesan las empresas.
La crisis también ha golpeado las cuentas de la patronal, que registran una disminución de ingresos debido al aplazamiento que hacen los empresarios en el abono de la cuota patronal.
El pasado ejercicio, el presupuesto de CEOE arrojó un déficit superior a 70.000 euros, incluso después de que se llevara a cabo una puesta al día de los pagos de cuotas obligada por las elecciones internas. Pero las previsiones para este año han empeorado. Además de la caída en las cuotas, las ayudas estatales que recibe la organización han sido recortadas.
Esta falta de fondos ha provocado que el líder de los empresarios haya planteado desde principios de año un plan de reducción de gasto que, como medida a largo plazo, incluye la reestructuración de la plantilla. Y Rosell quiere aprovechar este tijeretazo para modernizar CEOE. Cuando él aterrizó en la sede de Diego de León, ya anunció la necesidad de realizar una reforma completa de la organización.
Desde que Ferrer Salat iniciara la andadura de la patronal, la estructura se ha ensanchado de forma drástica y el modo de trabajar se ha oxidado con una infranqueable burocracia que empaña las negociaciones con sindicatos y Gobierno. El número de cargos se ha multiplicado en los últimos años y su labor no se traslada a los resultados que ofrece Rosell ante su Junta Directiva.