Debido a la inestabilidad que se vive en los mercados, los inversores buscan refugios más seguros. Y el yen es uno de ellos. La psicosis ha llegado a tal punto que la moneda nipona se ha anotado un nuevo máximo no visto desde el final de la II Guerra Mundial. Parece que se ha declarado una guerra de divisas y el inversor acude al sol que más calienta.