Enfrentados a la crisis, hemos llegado a un callejón... y ya no hay más balas. Los desplomes bursátiles ayer rondaban el 5 por ciento. ¿Por qué? Por un lado, Morgan Stanley confirmaba que la ralentización se agudiza.
Por otro, nuevos datos de inflación al alza en EEUU restan capacidad a la Fed para otro estímulo. Además, volvían las dudas sobre la financiación bancaria. Una entidad había pedido 500 millones de dólares al BCE, y eso provocaba que la Fed investigase a la banca europea en EEUU, temiendo un efecto dominó. Y todo se empeoraba por la idea de Merkel y Sarkozy de aplicar una Tasa Tobin.
¿Cómo salimos del callejón? El diagnóstico resulta esencial. Se trata de una crisis de endeudamiento azuzada por otra de competitividad. Ya sabemos que los estímulos keynesianos tan sólo han trasladado la deuda a los Gobiernos. Crecíamos a golpe de crédito.
Pero ya no hay margen. Y encima muchos sin formación no podrán tener los trabajos brindados por el inmobiliario. Algunos como España no tienen más remedio que ajustar sus Estados retroalimentando caídas. Y habrá más impuestos que pesarán sobre el crecimiento. Al menos, una parte de los recortes se puede ir proyectando hacia el medio plazo.
Pero también urge establecer procesos para que los Estados, empresas y ciudadanos hipotecados vayan renegociando y reduciendo su deuda. Hay que primar la formación y se debe coordinar la economía mundial para que los países con ahorros consuman más.
O peleamos juntos o somos abatidos por separado conforme la destrucción de riqueza iniciada en la bolsa y el sector financiero se extiende por toda la economía otra vez...