No todos son datos sombríos. La economía de Japón ha retrocedido menos de lo esperado pese a los efectos del maremoto y el desastre nuclear. En el segundo trimestre sólo se contrajo un 0,3%, lo que abre la puerta a una recuperación mejor de lo previsto y que su PIB registre guarismos positivos incluso durante el verano.
Los nipones constituyen uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos y habían jugado un papel importante en la ralentización de los datos norteamericanos, pues habían provocado una interrupción de buena parte de los canales logísticos. En Oriente ya se desperezan. Ahora que se ve que Tokio recobra el vigor, quizá se pueda esperar una leve mejora de las cifras globales que contribuyan a despejar el pesimismo.