DIE WELTWOCHE (SUIZA)
Los supuestos Estados del bienestar inyectaron demasiado dinero (que ni siquiera tenían) en el consumo, siguiendo, de esa manera, a los apologetas del economista británico John Maynard Keynes.
En pensiones para todos (Europa); en una exorbitante cantidad de armamento (Estados Unidos); en industrias en peligro (ambos) y, por último, en el rescate de los bancos hipotecarios (también ambos). Dicha intervención fue celebrada por los jóvenes keynesianos como un retorno a su política.
En realidad, los Estados sobreendeudados sin remedio no hicieron más que agravar la crisis. En la actualidad, son lugares de inseguridad. Quien clama por el Estado y predica los fondos, las subvenciones, la intervención y, con ello, la continuación de una economía del endeudamiento está virando el timón justamente en la dirección equivocada.