Opinión

Isabel Acosta: El 20-n suena a eternidad

El tiempo es lento para los que esperan, rápido para los que temen, largo para los que sufren y corto para los que gozan, pero para quienes aman, el tiempo es eternidad. Si adaptamos la shakespeariana frase a la vigente coyuntura europea, podemos ubicar en el primer grupo a los parados, a los empresarios sin financiación o a los contribuyentes que pagaron frobs y planes E sin ver resultados.

Entre los temerosos tenemos a los acreedores en forma de castigo del mercado. En el bando de los que sufren están Merkel, Sarkozy y todos los líderes que palpan su incapacidad ante el tsunami financiero que compromete la recuperación.

Los que gozan son quienes se granjean rentabilidades del 7 por ciento en bonos respaldados por la UE, pero tratados como arriesgados. Entre los que aman, podemos ubicar a quienes todavía creen, incluso a ciegas, en la posibilidad de emprender acciones que restauren la normalidad, aun a costa de sacrificios. Para estos, para los que creen en la renovación y en que hay reformas estructurales y ajustes que pueden invertir la derrota de la nave, esperar al 20-N es una eternidad.

Isabel Acosta es redactora de Opinión.

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