Opinión

¿El Pato Cojo tiró la toalla?

El 20-N no es la mejor fecha para celebrar las elecciones. Se podrían haber adelantado más, porque el nuevo Gobierno debe elaborar el Presupuesto para 2012. La lógica es: cuanto antes, mejor. ¿Para qué esperar a noviembre? Podrían haber sido en septiembre o en octubre. La impresión es que Zapatero ha tirado la toalla presupuestaria convencido de tres cosas.

La primera es que le hubiera sido complicado pactar unas cuentas en un Parlamento donde incluso CiU se ha desmarcado presupuestariamente del Gobierno. Lo ha manifestado recientemente Duran i Lleida, quien, además, se prestó a una moción de censura. Los otros posibles aliados no tienen por qué facilitarle las cosas a un Ejecutivo que, aunque les prometa algo, no lo podría cumplir porque no iba a ser el que lo gestionase.

La segunda es que ese presupuesto debería incluir medidas duras. Medidas que electoralmente no serían populares y, por tanto, un mal favor para su compañero, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien se ha vestido de 15-M, un populismo socializante. El candidato del PSOE se hubiera puesto muy nervioso si su Gobierno hubiera anunciado un presupuesto con restricciones sociales. Ésta es una poderosa razón, porque, además, hubiera agravado más las tensiones de un partido con pocas expectativas electorales. Que los socialistas andaluces no quieran ligar su suerte al candidato, como ocurrió otras veces, afirma este nerviosismo.

La tercera es que, en esas circunstancias, los presupuestos no serían creíbles, dadas las expectativas electorales. Serían unas cuentas que todo el mundo pensaría que se iban a gestionar por otros dirigentes que no estarían de acuerdo con ellas ¿Para qué aprobarlas entonces? Así que la realidad es que el presidente ha dado por finiquitadas sus posibilidades. Como han dicho muchas voces, era un Gobierno acabado.

No somos Estados Unidos, y la figura del pato cojo -es decir, un presidente sin futuro electoral- no parece lo mejor para nuestro sistema político. Los dos intentos de marcar un máximo de dos legislaturas con el nombramiento de sucesores no han sido un éxito hasta la fecha. La lección es que, en estos casos, hay que hacer, como indica la praxis municipal, que un año antes de unas elecciones, el candidato esté al frente del Gobierno; sistemas constitucionales hay para ello.

De manera que el último error de este Gobierno no ha sido económico, a pesar de los muchos que ha tenido en ese campo: ha sido político. El nombramiento de Rubalcaba ha obligado a disolver en un mal momento para el PSOE.

En noviembre, el paro llevará tres meses de aumento, ya ocurrió en 2010. Auguro que no será un buen mes para el PSOE. Es verdad que, entrado octubre, los 22.300 millones que España debe refinanciar presionarán el tipo de interés al alza, la prima de riesgo y tampoco será un buen mes para la imagen del Gobierno. En conclusión: el pato cojo ha dado un mal paso obligado por sus errores económicos y políticos. Nos ha tirado la toalla. Podría haberlo hecho a finales de septiembre, principios de octubre, que era lo mejor para todos. Ahora es el momento de recogerla. ¿Sabremos utilizarla con racionalidad electoral?

(J.R. Pin Arboledas es Profesor del IESE, titular de la Cátedra de Gobierno y liderazgo en la Administración Pública)

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