Opinión

Editorial: La bipolaridad de los mercados

El enfado de los mercados tiene dos polos. Uno, las dudas que persisten en torno a la crisis de deuda europea y la capacidad del Eurogrupo para enfrentarla. El otro, un posible impago de EEUU el próximo 2 de agosto, que se producirá si no se desbloquea el rifirrafe parlamentario en torno a la elevación del techo de endeudamiento.

En el caso europeo, la cumbre del pasado jueves logró aplacar sólo de forma transitoria la ira de las bolsas e indicadores de riesgo. Muchos puntos están aún en el aire y no se da nada por zanjado porque la lenta maquinaria de la UE, pese a todos los mecanismos dispuestos, aún no ha logrado conjurar el riesgo de contagio en forma de dominó periférico.

Respecto de EEUU, los mercados suben de temperatura, pero pueden arder si demócratas y republicanos no llegaran a cerrar un acuerdo que depende de la definición de nuevos planes presupuestarios. Los republicanos, con mayoría en la Cámara de Representantes, sólo admiten la elevación del tope de deuda si se acompaña de un recorte de gasto de mayor volumen y los demócratas vienen optando por un ajuste basado en el alza de los ingresos fiscales.

Finalmente, el presidente Obama trata acertadamente de granjearse un pacto aun a costa de ultimar un programa de reducción del déficit que integre elementos que dejen contentos a todos.

La bipolaridad de los mercados afila su diente sobre estos dos focos porque si se conjugan la recuperación estará cada vez más en entredicho: las salidas de las crisis de deuda hacen especialmente dolorosa la vuelta al crecimiento. Máxime si es en éstereo y a ambos lados del Atlántico.

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