Las comparaciones en la cercanía son aún más odiosas que en la distancia. Ayer, el presidente Zapatero tuvo que aguantar cómo su homólogo británico Cameron defendía su plan de ajuste ante su mirada.
En el recuerdo y entre los ecos que seguro llegaron a Downing Street estaba aquel informe de la Fundación Ideas, ligada al PSOE, que criticaba lo mal que le iría a España si gobernara Rajoy con el modelo de Cameron, con el que el líder del PP simpatizaba.
El informe advertía del ajuste fiscal, de los recortes sociales o de una educación más cara. Ayer Zapatero tragó saliva.