
Hasta ahora, los políticos europeos han demostrado que no se enteraban de la misa la media, que no entienden cómo funcionan los mercados y que su método se parece más al de Pepe Gotera y Otilio que a cualquier tratado de estrategia empresarial o militar.
Han tratado un problema gravísimo como si fuera un mal menor, y su estrategia se ha basado en poner parches. Lo que empiezan a plantear ahora podían haberlo hecho hace un par de años y nos habrían ahorrado mucho dinero y sobresaltos. Supongo que si no lo hicieron entonces fue porque no tenían ni idea de lo que estaba pasando.
Tampoco han entendido de qué van los mercados. Han negociado con ellos como si fueran políticos, y los mercados se parecen más a un banco que a un político. Cuando una entidad teme que no le paguen un crédito, lo que quiere es un avalista, un plan de viabilidad serio y/o que le devuelvan el dinero. Los políticos han querido venderle la moto a los mercados y éstos han actuado en consecuencia: quitándose de en medio como han podido las deudas (bonos) de los países a los que temen. Es más, por si acaso, se han puesto a vender también la deuda de países con problemas que, desde una oficina en Chicago, suenan muy parecidos.
Y ahora las buenas noticias. Uno: los políticos empiezan a enterarse de que lo único que funciona frente a los mercados son las medidas contundentes. Las que van saliendo de esta cumbre a la hora de redactar este artículo no podemos decir que lo sean, pero tienen un planteamiento más realista. Algo es algo. Se habla sin complejos de reestructurar deuda. ¡Enhorabuena! Se han dado cuenta que Grecia jamás podrá pagar el dineral que debe.
Dos: parece que han encontrado una fórmula para proceder a una quita y/o ampliación de plazos de pago ordenado -un default- aceptable para el BCE (cómo le habrá visto Trichet las orejas al lobo que se ha tragado ese sapo).
Tres: parece que alguien ha dedicado un par de tardes a explicarles el Plan Brady que se aplicó en su día en Latinoamérica en una situación parecida. Y algo han pillado, porque se habla de eurobonos o de apoyar con un buen colateral lo que acabe quedando de la deuda griega. Puestos, podrían haberlo calcado, pero bueno, no está mal para el primer día de clase de realismo.
Amenaza italiana y española
El resto es más de lo mismo. Se trata de poner pasta de los contribuyentes (total, como dijo la ministra, ese dinero "no es de nadie"). Un plan Marshall para Grecia: "pasta". Bajar los tipos de interés del dinero que se les presta. Es un coste de oportunidad. Ese dinero podría emplearse para financiar a los emprendedores europeos o el I+D+i. Que el Fondo de Rescate pueda comprar bonos de los países periféricos es una buena noticia.
No es muy original, pero es realista: si se deja que España e Italia tengan que pagar un sobrecoste (prima de riesgo) de más 400 puntos básicos se acabó el euro. Y la implicación del sector privado? Hombre, faltaría menos. Si un banco presta, ya sabe que corre un riesgo, ¿por qué van a pagar los contribuyentes? Y si alguien compró un bono griego porque pagaba un tipo muy alto, sabía que asumía un alto riesgo. Que cada palo aguante su vela.
La palabra que resume lo que conocemos hasta ahora del resultado de esta cumbre sería "alivio". La buena noticia es que los dirigentes europeos parece que vuelven a la realidad. La mala, que o siguen con su aprendizaje sobre el mundo real y los mercados o todo se quedará en puro alivio temporal. Porque alivio hay, pero la deuda sigue ahí.
Víctor Álvarez González. Consejero delegado de PROFIM, Asesores Patrimoniales, EAFI.