Opinión

Editorial: Tras los test, la deuda sigue ahí

Ayer, la primera jornada tras los últimos test de estrés, los mercados se afanaron en castigar a la banca europea. A la española con menor virulencia.

La reacción de los índices evidencia que las pruebas de esfuerzo no han logrado despistar a los inversores de la zozobra real de la UE: un colosal problema de deuda soberana que empieza por Grecia y termina por banca. Alemana y francesa, sobre todo. Por ello, se puede considerar un triunfo que Bankia haya colocado todo.

Pese a que debute con un descuento del 60 por ciento sobre el valor en libros, en la actual tesitura de mercado captar 3.400 millones se antoja un éxito.

E igual que no se puede tapar el sol con un dedo, los exámenes financieros no bastan para serenar a un mercado que lleva meses viendo cómo la torpe maquinaria europea no acaba de funcionar. Hace un año, los test podían verse como un ejercicio de transparencia y diagnóstico.

Hoy, tres rescates después y con la nave helena naufragando a espera de más flotadores, esos exámenes pasan sin pena ni gloria. Los ojos miran a la cumbre del jueves, a la que los líderes europeos deben ir con las ideas muy claras. No hay más tiempo. Urge un esquema para Grecia que sortee todo lo que huela a impago o las agencias de rating asimilen a él.

Se baraja que parte de los recursos del Fondo de Estabilidad puedan comprar bonos griegos e incluso una tasa a la banca que financie el segundo colchón. El escollo está en las calificadoras, con las que la UE habría de pactar. Y Bruselas ya admite que es mejor no enfadarlas.

Parece que la visión alemana se va imponiendo y cada vez está más cerca la fijación de una quita. La reunión del jueves debe aportar algo.

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