El hundimiento inmobiliario aún tiene recorrido, como ya demuestran los compromisos de venta acumulados por las principales compañías inmobiliarias. Sólo el exterior salva los muebles.
El paro, la supresión de las ayudas fiscales, la sequía del crédito y la incertidumbre sobre cuándo tocarán suelo los precios impiden que se reactive el mercado.
Pero en el caso de las preventas hay un problema añadido: al comercializarse sobre plano, los posibles compradores suelen tener dudas sobre la finalización de los proyectos en un contexto de abundantes suspensiones de pagos entre las inmobiliarias.
Sin embargo, este tipo de contrato brinda un precio más ajustado y podría representar ahora una forma de paliar los males del sector si se buscasen más garantías.