La diferencia entre gastos e ingresos del Gobierno de EEUU no se cierra. Y demócratas y republicanos tienen visiones opuestas de cómo reducirla. Los primeros quieren subir impuestos. Los segundos, recortar el gasto. Una mezcla sería lo razonable. Pero un juego político irresponsable impide que eleven el techo del endeudamiento para afrontar pagos.